SER ÁRBOL



Ando por África con los pies descalzos.

En contacto con la desnudez de la tierra que se asoma tímida por las grietas indolentes de la ciudad. Ando con lo pies abiertos, endurecidos por la marcha cotidiana que me lleva a la oficina. A esa vacía estructura de colmena. Lejos de las manos vegetales y los cánticos del trabajo en la machamba, lejos de las mujeres que sostienen a la espalda hijos de ojos grandes, lejos de ese ritmo de miradas expuestas a la vida.

Ando descalza por estos pequeños caminos de arterias asfaltadas, procurando algún latido de esta tierra sometida, dónde puedan crecerle raíces a estos pies salvajes y convertirme así en una mujer-acacia, con un cuerpo verde y tierno, que alumbre inumerables frutos.

Por eso, cada día antes de salir de casa, dejo mis zapatos con la esperanza vagabunda de plantarme en África...

Fotografía: Chema Madoz

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