
Hoy no sé porqué,
cojí el último barco de la memoria
que me lleva a tí...
Junto al embarcadero de
la Ciudad Luz.
Fotografía: Portugal, Edouard Boubat
Voz del água en un tramo de sueño. Viaje espiral del espíritu. Luz de escama y un susurro transparente.
Intuyo el cambio en el movimiento,
en la danza,
en el viaje y su retorno.
En la tranformación de la lluvia en barro.
En la órbita de las almas
atraídas por su esencia.
Siento que no hay pérdidas
en el cambio,
sí un enriquecimiento,
una história personal que late inspirada.
Una creación constante
del eterno presente.
Por eso confio y mu-danzo la Vida
que nos pasa bailando en este compás.
Ando por África con los pies descalzos.
En contacto con la desnudez de la tierra que se asoma tímida por las grietas indolentes de la ciudad. Ando con lo pies abiertos, endurecidos por la marcha cotidiana que me lleva a la oficina. A esa vacía estructura de colmena. Lejos de las manos vegetales y los cánticos del trabajo en la machamba, lejos de las mujeres que sostienen a la espalda hijos de ojos grandes, lejos de ese ritmo de miradas expuestas a la vida.
Ando descalza por estos pequeños caminos de arterias asfaltadas, procurando algún latido de esta tierra sometida, dónde puedan crecerle raíces a estos pies salvajes y convertirme así en una mujer-acacia, con un cuerpo verde y tierno, que alumbre inumerables frutos.
Por eso, cada día antes de salir de casa, dejo mis zapatos con la esperanza vagabunda de plantarme en África...
Fotografía: Chema Madoz
Fotografía: Lucia Messeguer
Tu ensinaste-me a fazer uma casa:
com as mãos e os beijos.
Eu morei em ti e em ti meus versos pocuraram
voz e abrigo.
E em ti guardei meu fogo e meu desejo.
Construía minha casa.
Porém não sei já das tuas mãos. Os teus lábios perderam-se
entre palavras duras e precisas que tornaram a tua boca fria
e a minha boca triste como um cemitério de beijos.
Mas recordo a sede unindo as nossas bocas
mordendo o fruto das manhãs proibidas
quando as nossas mãos surgiam por detrás de tudo
para saudar o vento.
E vejo teu corpo perfumado a erva
e os teus cabelos soltando revoadas de pássaros
que agora se recolhem, quando a noite se move
nesta casa de versos onde guardo o teu nome.
Joaquim Pessoa
Fotografía: Edouard Boubat
Fotografía: Autorretrato, Tina Modotti.
Era un chico de pocas palabras.
Pensaba su vida en silencios que le bailaban tristes por dentro. Caminaba los dias solitario,
con la boca cerrada, admirado por el vuelo rítmico de los pájaros,
por los libros vagabundos,
por los cines desolados,
por las visiones de los amantes callejeros,
ajenos a la música de la lluvia en los tejados.
Un día, no pudo más con ese ruido abstracto que le susurraba en el cuerpo,
y vomitó un rio de palabras: pequeñas, azules,
ásperas, huérfanas, calientes,
dulces, suicidas,
sinceras,
tiernas...
Quedó libre de su poesia.
Fotografía: Sabine Weiss
Te vi
juntabas margaritas del mantel
ya sé que te traté bastante mal
no sé si eras un ángel o un rubí
o simplemente te vi...
Te vi
saliste entre la gente a saludar
los astros se rieron otra vez
la llave de Mandala se quebró
o simplemente te vi...
Todo lo que diga está de más
las luces siempre encienden en el alma
y cuando me pierdo en la ciudad
vos ya sabes comprender
es solo un rato no más
tendría que llorar o salir a matar
te vi, te vi, te vi...
yo no buscaba a nadie y te vi.
Te vi
fumabas unos chinos en Madrid
hay cosas que te ayudan a vivir
no hacías otra cosa que escribir
y yo simplemente te vi...
Me fui
me voy de vez en cuando a algún lugar
ya sé, no te hace gracia este país
tenías un vestido y un amor
y yo simplemente te vi.
Canción: Fito Páez; Fotografía: Louis Stettner
LA NOCHE DE MI MAL
"No quiero ni volver a oír tu nombre.
No quiero ni saber a donde vas."
Así me lo dijiste aquella noche,
aquella negra noche de mi mal.
Si yo te hubiera dicho, no te vayas?
que triste me esperaba el porvenir.
Si yo te hubiera dicho, no me dejes?
mi propio corazón se iba a reír.
Por eso fue
que me viste tan tranquila
caminar serenamente
bajo un cielo más que azul.
Después ya ves
caminé hasta donde pude
terminé llorando a mares
donde no me vieras tú.
Si yo te hubiera dicho, no te vayas?
que triste me esperaba el porvenir.
Si yo te hubiera dicho, no me dejes?
mi propio corazón se iba a reír.
Letra y Música: José Alfredo Jiménez
Voz: Lila Downs in La Cantina, "Entre copa y copa..."
Fotografía: Inge Morath
Me gusta bailar. Todo comienza cuando cierro los ojos y puedo ver la música con sus colores y entonaciones. Siento su mano invisible ciñendo mi cintura e invitándome suavemente. Erotismo en movimiento.
Y siento que desde mis pies crecen raíces en el presente diluyendo las trabas, creando horizontes vivos.
Todo danza y vibra en el Universo.
El tiempo danza sobre nuestros cuerpos.
Tu ausencia danza en mí.
Cierro los ojos, escucho el ritmo del corazón.
La Primera Revelación es una reconsideración del misterio inherente que rodea nuestras vidas individuales en este planeta. Estamos experimentando estas misteriosas coincidencias, y a pesar de que todavía no las entendemos sabemos que son reales. Volvemos a percibir, como en la infancia, que existe otro lado de la vida que todavía no hemos descubierto, otro proceso que se desarrolla detrás del escenario.
(Las Nueve Revelaciones. J. Redfield)
Voy caminando todos los días al trabajo, es mi pequeño momento de contemplación del día. El silencio de mi mente entre la confusión de esta ciudad. Cúpulas vegetales, pavimentos deconchados por la desidia del tiempo, vendedores de frutas, zapatos viejos, libros usados... sobrevivientes de asfalto. Hay mucha vida revuelta en ese camino matinal. Paso siempre por la calle de la mezquita que está al lado de mi nueva casa aquí en Maputo, se llama Rua de la Alegría. En Lisboa viví en la Rua da Paz. Creo que estás calles son destellos de poesia en mi vida. Inspiración urbana...